“Esa es una información que en ocasiones confundimos, es decir, vemos que la presa Vírgenes, que es la presa (que) más frecuente derrama y creemos que ya estamos abonando al tratado. Pues no es así: ese caudal tiene que llegar primeramente a la presa “El Granero” (como también se conoce a la presa Luis L. León), y luego de ahí, cuando se hace alguna aportación al pago del tratado, es después de esa presa, es decir, cuando llega al (río) Bravo”, explicó.
Indicó que, de hecho, en la frontera hay una estación donde se contabilizan los volúmenes de agua que llegan al río Bravo, donde la medición es más precisa que la realizada agua arriba en el Conchos.
Rogelio Ortiz recordó que la presa de “El Granero” posee una doble función: almacenamiento para dar certeza y sustentabilidad al Distrito de Riego 090 de Ojinaga, y control de avenidas del río Conchos, para lo cual la presa tiene una capacidad mucho más grande.
“Esa doble función le da una capacidad extra, que vamos a decir es un almacenamiento temporal, mientras se apacigüe ahí el caudal del Conchos, y luego ya empiezan a hacer las extracciones o las derivaciones para que sean como abono al compromiso de 1944”, ilustró.
Ortiz Alvarado precisó que el tratado contempla ciclos de cinco años cada uno, pero últimamente se ha manejado la narrativa de efectuar pagos anuales y hacer aportaciones periódicas, a lo cual no está obligado el estado de Chihuahua.
Mencionó que para este año el pronóstico de lluvias para la cuenca del Conchos es halagüeño, por lo cual no se descarta que la presa Francisco I. Madero se llene y derrame volúmenes excedentes de agua en los próximos meses.
Según el reporte de la Comisión Nacional del Agua, este sábado la presa Madero se encontraba al 80.3 % de su capacidad, con un gasto de 13.7 metros cúbicos por segundo, mientras que la Boquilla estaba al 63.7 % de su capacidad y su gasto de extracción era de 44 metros cúbicos por segundo.